El Balcón Atlántico. Souvenir de Larache

EL BALCÓN ATLÁNTICO. Larache. Marruecos. Premio de la crítica. Concurso Internacional de Safety pin. CITY VIBES: Engaging with public space.

Hoy Día de las Mujeres (2011) compartimos una foto que, junto a otras compañeras del proyecto en Jnane Aztout , preparamos para el concurso MED HEritage 5 que ya en la edición anterior nos seleccionó con un retrato del Castillo de Larache titulado El guardián del Castillo

Gracias a las compañeras Laura, Marta, Candela, Lourdes, Lidia, Hanane, Carla, Esther, Anna, Marta y Leticia por construir juntas el texto a continuación; gracias también a la traducción al inglés y al francés de las docentes, Ornella Fortuna y Gabrielle Laffite.

 

«El balcón atlántico, rostro acantilado de Larache, antiguo protectorado español, entre el mercado y el cementerio cristiano, es el paseo que guardan en sus recuerdos todas las vecinas e inmigrantes larachíes, así como de todas aquellas personas que lo han visitado. Lugar de correrías y juegos de los niños, de miradores y domingos de misas o románticos paseos al atardecer. Un lugar que añorar y llevar consigo en un retrato – souvenir denso de significados.
Pero el balcón es también y sobretodo un lugar cotidiano, donde un grupo de mujeres, en una especie de rito colectivo, intercambian saberes y afectos que las hacen más fuertes y se sientan justo ahí, frente al mar, reivindicando el espacio público, que también les pertenece, tomando los confines y convirtiéndolos en lugares de socialización. 
Algunas miran el mar con nostalgia, dejando que sus pupilas se dilaten y adquieran una inmensidad parecida al océano, pero no todas piensan en cruzarlo ni en estar al otro lado, la verdad es que muchas sólo desean que algún hermano vuelva o besar a un hijo después de tanto tiempo.  Otras charlan, con una sonrisa cómplice; están tejiendo redes solidarias, inventando formas de ayudarse las unas a las otras, construyendo comunidad

INGLÉS

The Atlantic balcony, facing Larache, a former Spanish protectorate, is situated between the market and the Christian cemetery. It is  the promenade which preserves  the  memories of all Larache  residents and immigrants as well as the memories of all those who have visited it.
It is a place for  children’s  raids and games,  for viewpoints and Sunday Masses or romantic sunset walks. An ideal place for a portrait as  a meaningful souvenir.  However  the balcony is also, and above all, an ordinary place where a group of women meet, in a sort of collective ritual, exchanging their knowledge and emotions, which  make them feel stronger. They  just sit there, facing the sea, reclaiming the public space, which is theirs too, going beyond the  borders to turn them into places of socialization.
Some of them  look nostalgically  at the sea, and let their pupils dilate, as vast as the  ocean. But not all of them think of either crossing it or live  on the other side, the truth is that many of them just want their  brother back or kiss their child, after so long time. Other chat, with a knowing smile. They weave solidarity networks, they invent new forms of reciprocal help and support, building up a community.«

FRANCÉS

«Le Balcón Atlántico» est le visage -en falaise- de Larache, ancien protectorat espagnol. Entre le marché et le cimetière chrétien, le Balcón est la promenade que les habitants, les émigrés larachiens ainsi que tous ceux qui ont visité la ville, gardent dans leur mémoire.
Lieu d’espiègleries et de jeux d’enfants, de belvédères et de messes le dimanche, voire de promenades romantiques au coucher du soleil… Un endroit dont on souhaiterait garder une photographie – souvenir plein de significations.
Mais le balcon est aussi et avant tout un lieu où chaque jour un groupe de femmes, dans une sorte de rituel collectif, échangent des savoirs et des affections qui les rendent plus fortes. Elles s’assoient juste là, face à la mer, revendiquent et récupèrent l’espace public, qui leur appartient également. Elles transforment les espaces en lieux de socialisation.
Quelques-unes regardent la mer avec nostalgie, en laissant leurs prunelles se dilater et acquérir un immensité comme celle de l’océan, mais elles ne pensent pas toutes à traverser, même pas à être de l’autre côté. La vérité est que beaucoup d’entre elles veulent juste qu’un frère revienne ou embrasser un fils parti depuis longtemps.
D’autres bavardent, avec un sourire complice, elles tissent des réseaux de solidarité, elles inventent des façons de s’entraider. Elles construisent la communauté.»

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